La impresión que suscita el gaseoso escenario donde se maneja misteriosamente la determinación de los aportes efectuados por los contribuyentes al Fonavi durante todo el periodo de su vigencia, es la de una ignorancia total de los referentes a tomar en cuenta, bien sea por una flojera o desidia censurable de acometer la investigación pertinente para obtener los datos que deben procesarse, o lo que es peor, por una malintencionada voluntad de mantener ocultos los verdaderos datos con los que hay que trabajar. 

Es como si instancias superiores hubieran calibrado que se puede mecer a los fonavistas porque no han observado intención en estos o en sus apoderados, de empaparse bien de los antecedentes para poder confrontar sus propios cálculos con los que viene efectuando la comisión técnica pertinente.

Por eso, nadie se llama a sorpresa por el hecho de que el titular del MEF Alonso Segura haya indicado aparentemente que la devolución se hará solamente considerando tres años, del 1990 al 1993. Hay algunos medios que consideran el periodo del 1980 al 1993.

Lo real es que el señor Segura, Ministro de Economía y Finanzas tenía 9 años de edad cuando se estableció la contribución al Fonavi, que estuvo vigente por 19 años (julio de 1979 a agosto de 1998). Al suspenderse la contribución, el Sr. Segura tenía 28 años y no se sabe si llegó a aportar alguna vez al fondo. En todo caso, parece que no se la están contando bien y él mismo tal vez no ha tomado demasiado interés en el asunto. Y no tiene mucho sentido haber obligado a los fonavistas a declarar el periodo completo de los 19 años si no se iba a tomar en cuenta en su totalidad.

Verificar los porcentajes de descuento a los trabajadores es muy fácil: Basta tener a la vista las planillas de sueldos y salarios de cualquier empresa que haya estado funcionando durante el periodo 1979-1998, y determinar las fluctuaciones de los porcentajes, y de qué fecha a qué fecha se realizaron. Algo absolutamente sencillo. En las mismas planillas se registraba también el aporte del empleador. No es necesario, por lo tanto, embarcarse en la farragosa tarea de seguirle la pista a todas las modificaciones legales realizadas a través del tiempo.

Para tratar de zafarse del bulto, el MEF mencionó que el monto a devolver no se registra en el presupuesto público de la nación porque esa era una contribución privada. ¿QUE QUÉ?!! Todo el tiempo los recursos los manejó el estado.

También es una postura insostenible alegar que la plata se devolverá de los recursos que el estado pueda recuperar. ¿Y lo gastado y no recuperable? El hecho cierto e irrebatible es que lo gastado fue usado por el estado para fines no contemplados en la creación del Fonavi, por lo tanto corresponde al estado (que es uno e indivisible a través del tiempo) devolver esos montos de sus presupuestos corrientes anuales.

Por último, está la intención de retener los aportes patronales para ser incorporados a un supuesto fondo solidario. Ya pues, no se pasen. Sabemos bien que este es un cuento por cuanto tendrían que empezar a juntar ese monto que resultaría tremendamente mayor que lo que quieren devolver, y que está resultando una minucia. Es que el aporte patronal era por lo menos cuatro veces mayor que los aportes de los trabajadores. Y con lo insaciable que es la voracidad fiscal, es imposible que logre juntarse ni un sol con ese fin. Es decir, nunca aparecerá en ninguna cuenta del estado ni un centavo que concrete lo que a todas luces aparece como una vulgar engañifa.

Esperemos a ver los Certificados de Aportaciones para contar con los últimos elementos de juicio que nos faltan para cuantificar la gran mecida. Hay personas que durante toda la vigencia del Fonavi solo aportaron un mes, por lo tanto sería iluso que esperen cobrar mil trescientos soles, el papel de su certificado será más caro que el monto a cobrar. También deberá mostrarse que la tasa de devolución mensual no puede ser una estandarizada por cuanto los descuentos se hacían sobre los ingresos de cada uno, que lógicamente no eran iguales.

Ya falta poco. El gobierno actual ha tomado la delicada decisión de ser el que soluciona este problema que anteriores gobiernos soplaron para adelante. Esperemos que lo hagan de la mejor manera posible, no vale la pena que se creen una legión de resentidos en vez de gente agradecida por la solución brindada.