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Arte y comida

Debe escucharse a Natalia Majluf

Publicado: 2015-03-20

No resulta muy convincente mezclar arte y comida. Y eso a pesar de que como buenos peruanos sostenemos que nuestra comida ocupa uno de los lugares preponderantes y emblemáticos de nuestra nacionalidad. 

Escuchar a Natalia Majluf quejándose de los oídos sordos de la nueva autoridad edil de Lima, que ni siquiera le concede el derecho de ser escuchada para atender sus reclamos respecto a los problemas que le causa al Museo de Arte de Lima la organización de MISTURA en el Parque de la Exposición, es conmovedor.

Natalia es la directora del museo (MALI) y su preocupación es completamente válida. Su responsabilidad en ese cargo tan delicado pasa principalmente por la custodia de la parte más valiosa de nuestra cultura, que es la artística. Y esa custodia se extiende además a facilitar la exposición de las muestras de arte que el museo atesora, al pueblo en general.

De todo esto se desprende que resulta inaceptable que por falta de visión de nuestras autoridades y de los promotores de los eventos, se tengan que enfrentar dos corrientes muy importantes del sustento humano: los alimentos para el cuerpo y para el alma.

Más reprobable aún porque somos, a la vez, herederos e innovadores de uno de nuestros mejores legados cultivados con mucho esmero y amor a través de nuestra historia, nuestro gran patrimonio gastronómico. Son contados con los dedos de una mano los peruanos que no abrazan con inmenso amor y entusiasmo la excelencia de nuestra cocina.

Esta cocina ya hace rato que ha alcanzado proyección internacional, y por lo mismo, son muchos los turistas atraídos por la puesta en escena de la clásica MISTURA peruana.

Pero por eso mismo, hay que tener enorme cuidado para que este evento tan promocionado no vaya a chocar con ninguna manifestación de esa otra corriente universal de elevación del espíritu, que es la del arte en general. Bastante ya estamos teniendo con la bárbara eliminación de murales en zonas de Lima.

Nunca mejor que ahora sería necesaria la voz de Gastón Acurio, promotor original de la feria de la comida peruana, para que con su opinión autorizada y valiente, refuerce la posición de la directora de MALI y de la ciudadanía que considera que MISTURA no debería ser un impedimento para el correcto funcionamiento del museo.

Y no se trata solo de la mezcla de los olores de las parrillas y las cajas chinas con el aroma de los cebiches a pocos pasos de las exhibiciones artísticas. Es básicamente la imposibilidad de desarrollar ambas actividades al unísono, también en el aspecto logístico. Aparte que resulta inimaginable un asistente a un gran concierto de música clásica comiendo muy orondo su butifarra en primera fila de la platea, o haciendo ruidos molestos al abrir su bolsita de canchita. Es una exageración, por supuesto, pero se señala como una metáfora.

No se aboga por la eliminación de MISTURA, ¡qué cosa!, sino por ubicar la gran feria de la gastronomía peruana en un lugar más apropiado. De preferencia con acceso de muchas líneas de transportes, en lugar abierto y de fácil limpieza, además de comodidades urbanas. ¿El parque Mariscal Castilla de Lince? Ni lo propongo porque los vecinos me comen vivo, pero más o menos así debería ser el lugar escogido.

Si nos apuramos un poquito todavía tenemos tiempo para llegar a un buen arreglo.


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.