Lo único bueno de la concertación de fujimoristas y apristas  en el Congreso de la república, ha sido conseguir que el diario El Comercio abra los ojos y perciba con la debida nitidez el peligro que se cierne sobre el Perú si no se levanta la voz de alerta sobre las graves consecuencias que acechan al país si se deja progresar impunemente esa coalición no declarada oficialmente, y cuyo signo, pese a quien le pese, marca inexorablemente la defensa del mal, de la corrupción, de la impunidad, frente a cualquier intención de atacar a fondo todas las lacras que han avanzado tanto, corroyendo prácticamente todas la esferas del quehacer ciudadano.

No es para menos. La lectoría del decano extrañaba una posición enérgica y consecuente de quienes otrora fueron aguerridos campeones de la oposición intransigente a la dictadura de Fujimori, manejando incluso una campaña a fondo y sin tapujos contra la falsificación masiva de firmas que en su  momento practicó el partido inventado en ese momento por los fujimoristas.

Lo cierto es que en los momentos actuales se desenvuelve entre bambalinas una concertación que tiene por principal motivación poner piedras y hacer insuperables forados en el camino del gobierno de PPK. Es obvio que están preocupados hasta la médula por un probable respaldo popular multitudinario a las políticas que se pueden implementar en estos cinco años para que el Perú de el gran salto hacia adelante, y han escogido la vía de la traba antes que la de la colaboración para llevar a buen puerto esas intenciones, en su clásica ceguera que siempre los ha llevado al abismo al no percatarse que al final el pueblo premia los esfuerzos que se hacen por favorecerlo y no los que se hacen en pro del beneficio del partido, por lo que al final les sale el tiro por la culata y su "gran experiencia" política termina siendo la "gran patinada" debida a su supina ignorancia.

Preparémonos para ver a la jauría empezar a disparar al decano del periodismo, porque el odio del fujimorismo sumado a la idiotez del aprismo nunca ha sabido poner frenos a sus ímpetus que terminan siendo autodestructivos. Para clarificar estos conceptos basta con escuchar con atención los argumentos de la oposición venezolana que proclama lo que les sucede a las dictaduras, poniendo como ejemplo a la dictadura fujimorista y su destino con un gran número de sus activistas purgando sus delitos en la cárcel. ¿No lo han visto y escuchado, Luz Salgado, Becerril, Chacón, Salaverry, Alcorta, Galarreta,  Mulder, Quesquén? ¿Y la lideresa del fujimorismo, Keiko Fujimori, sigue en su ostracismo moviendo tentáculos desde la sombra? ¿Y Alan García que está de amiguito de PPK no les jalará las orejas a sus ex aduladores?