Si nos atenemos a las opiniones recibidas desde afuera, PPK es uno de los presidentes más inteligentes de la región, y tal vez de todo occidente. Pero parece que tiene en contra lo que podría calificarse como ingenuidad no peruana. Por eso sería que no conecta con nuestra colectividad, y como consecuencia su caída constante en las encuestas.

Si convalidamos esa premisa, se haría urgente que le llegue a tiempo una buena asesoría para que lo guíe en aquello que no se puede manejar exclusivamente en función del criterio particular del mandatario, especialmente la comunicación con el pueblo para mantenerlo debidamente informado no solo de lo que acontece, visto desde la perspectiva del ejecutivo, sino también de las reales intenciones del director de la orquesta, es decir del propio presidente de la república.

Todo indica que aquí debe mover PPK sus hilos informativos en dos canales distintos, el primero en relación con los sucesos que se dan en el día a día y que son propios del quehacer ciudadano, independientes de las intenciones del presidente, como el gran problema de los huaicos, de la criminalidad, de la corrupción en proceso de juzgamiento, y de todo aquello que es objeto de los titulares de los diarios; y el segundo en relación con las obras que el ejecutivo venga realizando, las que ya se encuentren con realización a la vista y las que se encuentren en proceso de planificación. Si no se informa sobre las acciones nuevas que son producto exclusivo de este gobierno, da la impresión de que el ejecutivo no viene haciendo nada y eso es letal para la popularidad del presidente.

El tiempo pasa volando. Si bien es cierto que la promesa de agua y desagüe para todos los peruanos es de necesidad elemental, también es cierto que la población no se va a conformar solo con ese tema, que siendo fundamental para las personas que no gozan de esos servicios, no cala con la misma intensidad en los sectores de la sociedad que si cuentan con ellos.

Y sobre lo que monopoliza la atención pública, que son las noticias que los medios informativos transmiten hora a hora, minuto a minuto, porque para la prensa eso es elemento vital para su vigencia, el ejecutivo debería tener un cuerpo experto en manejar estos temas para salir al frente en todo momento y aclarar o desmentir todo aquello que se propale con mala intención y en defensa de intereses inconfesables, que mucho, muchísimo de eso hay en juego.

Años atrás, cuando la política era manejada por verdaderos señores que fácilmente contaban con el apoyo popular, no resultaba discutible que ocho de diez personas se interesaban a fondo por los temas gubernamentales, lo que se percibía en todos los círculos y estratos de la sociedad. Ahora, y quizá hasta exagerando la cantidad de interesados, a lo mucho son dos de cada diez los que se preocupan por este tema tan trascendental en la vida de los pueblos. Esto supone que ni aún las redes sociales cumplen ya el rol de incentivadores del interés por la política, pues están más ocupadas en temas sociales del espectáculo, del corazón, del chisme, de las modas y compras frívolas, y cosas afines. De modo que lo que queda en el subconsciente del individuo es lo que le impregna el titular del diario o del noticiario televisivo. 

Si admitimos como válido lo que señalamos, deberíamos entender que ahora más que nunca se ha intensificado la necesidad de encontrar formas nuevas de comunicación al pueblo, para relacionarse con él y neutralizar a los enemigos de la república que solo ven por sus intereses subalternos. Si el gobierno no hace eso, lo que también convoca a los otros poderes del estado, lo único que conseguiremos a corto plazo es que la indiferencia del pueblo se incremente hasta los límites del desinterés total, cuando toda la gente se encogerá de hombros y dirá, con absoluta seguridad, "me importa un comino la manera como se maneje esto, lo único que tengo que ver es la forma de sobrevivir dentro del caos, porque el futuro de la humanidad está condenado a eso"