La mayor parte del primer año se ha ido en pelear con el Congreso para conseguir las facultades extraordinarias, las mismas que otorgadas están siendo cercenadas por los mismos otorgantes, y el enfrentamiento épico contra la naturaleza desbordada en una gran parte del territorio nacional, poniendo a prueba la capacidad del gobierno y la entereza del pueblo. Por lo tanto, es de necesidad elemental para mantener airosa la marcha del ejecutivo, la realización pronta de las primeras movidas tendientes a poner las bases del Perú moderno que ofreció PPK durante su campaña.

Los aspectos administrativos y organizacionales para la puesta en marcha de los grandes proyectos son de por si complejos y difíciles de desarrollar, lo que ocasiona el primer escollo contra el que hay que luchar en la carrera contra el tiempo. Luego vendrán los trabajos de ejecución, los que, por lo menos, tranquilizan a la inquietud ciudadana constantemente acicateada por los esbirros de la oposición y la corrupción. Esta última no es fácil de vencer, la pelea será fiera y sin cuartel. Los que han estado acostumbrados a medrar en río revuelto, metiendo las uñas por aquí, por allá y por acullá, no soltarán presa si no es base de garrotazos en las manos que les impidan seguir robándose el erario nacional.

En el horizonte político se divisa a la oposición liderada por el fujimorismo y por el apra, que en su clásica indiferencia ante los intereses nacionales, solo saben poner cabes a todas las instancias del ejecutivo, usando de lo que es su mayor patrimonio: la maldad y la alevosía. Está demás esperar que ellos colaboren con los pasos que inicie el ejecutivo en pro del desarrollo nacional, sus cálculos son que cada logro para el país es una posibilidad menor para sus intereses. Es su clásica miopía, si un movimiento (digamos con Kenyi cual solitario gladiador) apoya al gobierno para obtener avances reales y concretos para el país y la ciudadanía, no hay duda que sería copartícipe de los réditos políticos. Pero la ciega oposición con su marca del 666 señalándole el camino errado, más un voluntario 21 que apunta en la misma dirección, se empeñarán tercamente en su mensaje apocalíptico, cuyo final predecible sería el típico "muera sansón y los filisteos". Lo malo es que sansón, representado por ellos, morirá cuando todos terminen en la cárcel, pero los filisteos que resultaríamos ser todos los ciudadanos que queremos ver a nuestro país desarrollándose como se lo merece, iríamos muriendo en el camino.

Por lo tanto, PPK, a dejarse de contemplaciones y expectativas sin fundamento en la espera de una colaboración real y honesta de parte de un Congreso cuya ruta está trazada desde mucho antes. Hay que ajustarse los pantalones y empezar a mostrar resultados a diario, y a pregonarlos a voz en cuello contra la entendible molestia de los galarretas y las alcortas, que quieren que la propaganda sirva solo para mostrar errores del ejecutivo y para levantar infundios contra sus aciertos. Hay que hacer más uso de las redes sociales, haciendo gala de mucha creatividad e ingenio para frenar la maledicencia de la oposición y sus pájaros de mal agüero.