Cuando la oposición irracional (fujimorismo más aprismo) trata de convencer al gobierno de que lo prudente e inteligente es que se aparte el ministro Thorne sin mayor resistencia, para que la gobernabilidad no sufra mella, su discurso en tan fofo que lo normal es que la mayoría del pueblo sonría irónicamente porque las verdaderas intenciones resultan demasiado obvias. Quieren ganar un partido plagado de trampas, sin mayor esfuerzo.

Porque, si su fuerza es tanta y contundente, nada les costaría aplastar al ministro como a un insecto, y demostrar a la vez que son el machazo del barrio, aquel a quien nadie le pisa el poncho. Pero ellos saben muy bien que esto les va a pasar la factura por más que los ayayeros traten de convencer al pueblo de que su actuación es limpia. Están fregados porque su pasado los condena, más que cualquier otra cosa. Para ellos "Realpolitik" es cojudear al adversario y lograr que este pise el palito. Veremos si el gobierno hace también la Realpolitik o insiste en practicar la Realcojuditik, que consiste en actuar como desconociendo las intenciones del contrincante y las futuras acciones que va a tomar, siempre acomodadas en el lado oscuro de la fuerza pues ellos no saben actuar de otra manera.

En este escenario cobra vigencia la oportunidad en que el pueblo instaba a Fernando Belaúnde a cerrar el congreso, y el presidente contestó que él no había llegado a palacio de gobierno a cerrar instituciones, y que esperaba que estas "no cometieran el acto impío del suicidio". Porque este acto impío del suicidio es el que está a punto de cometer el congreso. Y el gobierno puede ayudarlos a cometerlo, a poco de que ponga en práctica unas cuantas acciones:

- El gobierno puede dedicarse a ejecutar toda la obra que las leyes vigentes permiten, sin hacer mayor caso al congreso. Y si el congreso empieza a obstaculizar la acción del ejecutivo con procedimientos de evidente mala intención, puede acudir al Tribunal Constitucional para hacer la acusación correspondiente.

- El gobierno podría registrar una lista de probables ministros de reposición para las diferentes carteras, a fin de cautelar la marcha adecuada del estado. Estos "ministeriables" podrían asimilarse en un corto proceso de actualización a las carteras de su posible ascenso, para tener gente apta y preparada para tomar la posta. La lectura del ejecutivo podría ser "estamos preparados para trabajar en el peor proceso democrático de nuestra historia, cuando los ministros se pueden tumbar por cualquier motivo"

En el horizonte se levanta aún el fantasma de una derrota no asimilada por la contrincante de turno, cuyo resentimiento no le permite pensar con lucidez y en aras de los destinos de la patria. Hay que borrar este cuento de la memoria colectiva, no es el resentimiento por lo ya pasado sino el terror por lo que puede volver a pasar. Si "a la tercera va la vencida", esto podría leerse no solo que a la tercera ganará, sino también como que a la tercera ya colgará los guantes definitivamente. En este tétrica perspectiva para sus aspiraciones, cualquier acción por descabellada que sea puede esperarse. El país importa un pito en una situación así, y hasta dentro de sus propias huestes, y más exactamente de parte de su hermano, también crece la duda y más el temor de que el camino elegido sea el equivocado, por eso Kenji muchas veces aparece como un defensor del gobierno. No es el amor al chancho sino a los chicharrones. 

No olvidemos esto al momento de tomar partido en tal o cual sentido, con mayor razón si realmente nos importa el destino de nuestra patria. La dejadez y la comodidad son malos consejeros cuando lo que está a la vista es una verdadera catástrofe o "revolución". Cuando miremos con escepticismo lo que puede venir después no olvidemos lo que Tocqueville advertía en la Cámara de Paris, el 29 de enero de 1848:

"Mirad lo que pasa en el seno de esas clases obreras..., ¿no veis que sus pasiones , de políticas, se han convertido en sociales? ¿No veis que poco a poco se extienden en su seno opiniones, ideas, que no van a derrocar solamente tales leyes, tal ministerio, tal gobierno inclusive, sino a la sociedad, a hacerla vacilar sobre las bases en que reposa hoy? ¿No escucháis lo que se dice todos los días en su seno?.........." (Tomado del libro Los Grandes Textos Políticos, de Jean-Jacques Chevalier, Parte Cuarta, Socialismo y Nacionalismo, Capítulo Primero)