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¿Quiénes mienten?

Es penoso y lamentable que la defensa se base en negar cuando hay culpabilidad

Publicado: 2017-08-04

Por la salud de la democracia y la vida de la república sería bueno que todas las acusaciones de sobornos por el caso Lavajato, al final no tengan sustento y sean solo mentiras. Pero para que esto sea así, tendría que haber habido mentiras sistemáticas por parte de los colaboradores informantes.

¿Por qué tendría que ser así? Bueno, la única posibilidad estriba en que el encargado de sobornar no haya cumplido con hacerlo y se haya embolsicado la presunta coima.

En caso de que las acusaciones sean ciertas, el delito del acusado se incrementa con su declaración de inocencia. Eso se convierte ya en una práctica de delincuente común consumado: ¿No vemos todos los días a delincuentes comunes que lloran en público jurando su inocencia, aún cuando hayan sido cogidos in fraganti ?

Lo más extravagante es que tanto las acusaciones como las defensas hayan finalmente devenido en un circo con espectáculos mediáticos que parecen haberse entronizado en nuestra cultura e idiosincrasia. De allí que cada tema se vuelve apasionante para un público sediento de chismes y prácticas que parecen surgidos de libretos de telenovelas, a las que nuestra gente es tan adepta.

Por eso cada noticia nueva y cada ruido político no empieza y termina allí sino que origina el lógico seguimiento del público y la consecuente confrontación de opiniones respecto al final del libreto. En este entendimiento tenemos un caso muy agitado en marcha, la determinación del Ministerio Público respecto a la suspensión de la prisión preventiva de los esposos Humala-Heredia.

Debemos ser objetivos en ese caso: Por antecedentes no se justifica la prisión preventiva por cuanto los acusados han cumplido fielmente con presentarse a la justicia en cuanta citación han recibido. Políticamente esa actuación les brindará sin duda alguna ganancias futuras, lo que determina que la estrategia de ellos termine resultando una actuación envidiable para sus contendores políticos. Si a posteriori  son declarados inocentes, volverán a la palestra con un caudal electoral formidable. Es seguro que esto les estará quitando el sueño a sus rivales potenciales del mañana.

En cambio, tanto Keiko como Alan juran y rejuran que no recibieron ni un centavo. Ojalá que sea así, porque en caso contrario ya Keiko pudo pasar antes por agua caliente acusaciones que a otros políticos afectaron, y Alan tiene en su haber, entre muchas otras joyas, haber soltado su famosa frase "no seas cojudo, la plata llega sola".

Lo natural, lo legal, es esperar que la justicia se manifieste. Somos muy dados a condenar a la primera de bastos, es decir, nuestra inclinación a ser jueces sin pruebas confirmadas es inherente a nuestra proclividad de ver la paja en el ojo ajeno. Eso, en términos generales, se llama hipocresía o cinismo: nosotros, tremendos caimanes, fungimos de ser la excelencia en conducta humana, ¡fuiira de aquí! (Mulder, te hablan)

Con cinismo a flor de piel, y en consecuencia con nuestra natural inclinación a juzgar las cosas por el beneficio que nos deja, podríamos, finalmente, sostener que la plata que se alzaron los políticos nativos fue de procedencia extranjera (referido solo a la plata para campañas políticas) de modo que la yuca fue para ellos, aunque en honor a la verdad, no hay que ser muy adivino para suponer que los colaboradores saben de antemano que una porción de los billetes, grande o pequeña, va a ir a parar a los bolsillos del político beneficiario, lo que al mecenas lo tiene sin cuidado. Usos de la guerra son. 


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.