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La selección necesita dos cosas frente a la Argentina: Convicción y serenidad

Partido crucial que hay que enfrentarlo con la inteligencia al tope

Publicado: 2017-10-02

La convicción que nace de la confianza en si mismos tiene que ser acicateada mañana, tarde y noche, en todo momento y en toda circunstancia, y será robustecida en la medida que el comando técnico tenga muy claro este tema. A cada paso el mensaje hacia los jugadores tiene que ser no solo el "¡si se puede!" sino, sobre todo, el "ustedes pueden, están capacitados para ganar no solo en este escenario sino en cualquiera del mundo". El primer requisito para sacar adelante cualquier proyecto en la vida es la seguridad de que uno está preparado para el éxito. Y en un partido de fútbol de la trascendencia que tiene este encuentro no solo para los jugadores sino para todo un país, la tensión nerviosa se reduce grandemente en la medida que cada uno de los actores que competirán en la cancha, se convenza de que el peso de la responsabilidad se reparte entre once jugadores más la dirección técnica, de tal manera que la confianza particular nace no solo de la seguridad en la capacidad propia, sino de la que transmite todo el grupo humano a cada uno de los jugadores.

Y la otra condición ineludible para intentar pasar con éxito este escollo, es mantener la serenidad en la cancha desde el pitazo inicial hasta el pitazo final. Esta es tarea de un adoctrinamiento especial que incide en el aspecto psicológico. Cada jugador tiene que ser consciente de que hay muchos factores externos que van a intentar presionar sobre el resultado: un mundial sin Messi no es fácilmente digerible para los intereses en juego, tanto de la Fifa como de la Federación Rusa. Los fouls que le cometan al equipo peruano van a ser mayormente pasados por alto y en cambio a nuestros jugadores no les van a permitir tocar al adversario ni con el pétalo de una rosa. Es decir, el resultado manipulado gracias a manejos extra deportivos va a estar latente durante toda la duración del partido. Por eso es que se requiere espíritu fuerte y desdén frente a las provocaciones. Nuestro equipo no debe bajar la guardia sino recién hasta que termine el partido. En ese momento, si el resultado nos favorece podremos explayarnos hasta el paroxismo allá en la cancha y acá en el terruño. 

Los jugadores saben que cuentan con el apoyo moral de treinta millones de hinchas peruanos. Ojalá que ellos, con una actuación sólida, gallarda y de muy buen juego (para el que están capacitados) nos transmitan durante el partido una seguridad en lo que están haciendo sobre el gramado que nos permita mirar y vivir el partido con esa serenidad que les pedimos a ellos.


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.