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No es justificar, es solamente señalar la realidad

Cuando la inexperiencia pretende actuar sobre lo que no conoce, vemos este resultado

Publicado: 2017-12-04

Digamos las cosas sin tapujos: Hacer negocios para los empresarios es lo mismo que hacer política para los políticos. La idea es que el mundo es para los más "vivos", para los que idean los mejores faenones. Es decir, la idea de los que presumen de conocedores y cancheros.

Cuando escuchamos las explicaciones de los que son cogidos en falta (situación que jamás imaginaron que se presentaría: ¡buena vaina!, ¿quien iba a ser adivino para saber lo que sucedería en Brasil?), no solo intuimos sino que reconstruimos los hechos como debieron suceder, con toda seguridad. Nada de que se tomó un acuerdo para reponer gastos de "riesgos especiales" que en el fondo cubrirían el desembolso de una coima. Eso se tuvo que saber desde el primer momento, desde antes de presentar la oferta de los consorciados para ejecutar la obra.

Pero esos acuerdos, obvio Mauricio, obvio Héctor, no se vuelcan al papel. Esos son los compromisos de honor sobre los que se basa la confianza de los asociados porque el tema no comienza y termina en un solo trabajo. Y es posible que desde el comienzo se detalle la estrategia para presentar la operación contable disfrazada, o se acuerde que en el camino se irá perfeccionando.

Por lo tanto no se trata realmente del sacrificio parcial de utilidades, ¡los loros! nadie cede tan fácilmente los billetes ganados en el campo aunque procedan de sobrevaluación. Si el trabajo se convierte en facturación sobrevaluada, ¡venga a nos en tu reino! Se le presenta como detracción de utilidades para no despertar sospechas: los impuestos a las utilidades han sido pagados. Total, del mismo cuero salen las correas.

¿Es delito? Claro que sí, pero la costumbre se hace ley. Es decir, en la tierra del "todo vale" es lícito actuar así porque así son las reglas del mercado. Por eso revienta que anden siempre con la cantaleta de la corrupción de la llamada izquierda  cuando la llamada derecha es la reina de la corrupción y a ella se debe, inclusive, la bancarrota (felizmente temporal) de los estados capitalistas. ¿Esto lo sabemos todos ? ¡Por supuesto! No vengan acá a rasgarse las vestiduras y clamar como vírgenes ofendidas cuando a lo mucho son magdalenas arrepentidas.

Pero la moraleja del cuento no va por el lado de restregarle al caído "¡ya ves! esto te pasa por tramposo, por corrupto, por coimero". Psst...psst....al oído y entre nosotros, a los que critican y censuran con aíres de Catón les preguntaría, "¿tú, si te encontrabas en el lugar de los ejecutivos investigados, te habrías opuesto gallarda y honestamente?" ¿Si, señores congresistas, si señores críticos y analistas políticos?" ¡No me hagan reír que tengo el labio partido, como decía don Ricardo Palma!

Es decir, la moraleja es Cierto, así es esto, una voluntad inquebrantable no lo podrá componer, es indesligable con el mundo de los negocios, por lo menos como los conocemos. Por lo tanto, el riesgo calculado debe ser "Allá voy, si caigo en la brega ya se lo que me espera. Pero tengo la pretensión de que mi caída sea pasajera y con el tiempo se curen las heridas."

Lo demás es pura ñanga, como dijo Mr. Hamilton Castro. O quizá mejor, lenguaje de negocios. (¿y por qué no? ¡también de lobbistas!)


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.