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¡POR LA PATRIA!

Ante una amenaza mayúscula, la acción se justifica

Publicado: 2018-03-19

La civilidad no sabe manejar adecuadamente el poder, por lo menos en el Perú. Nuestra idiosincrasia tan marcada por el egoísmo, la ambición desmedida y la informalidad, resulta presa fácil de la tentación que le ofrece el poder para disponer arbitrariamente de las ventajas que le permite el dominio del bien público, pasando por alto las leyes y sobre todo las consecuencias nefastas que ese proceder trae para todo el colectivo.

Tal vez no hemos reparado en que han sido las fuerzas armadas de la patria las que han tenido que tomar una y otra vez el control general del gobierno nacional para resolver los entuertos que los civiles hemos creado, también una y otra vez a lo largo de nuestra historia.

Es cierto que muchas veces fue la ambición de algunos grupos militares los que propiciaron los golpes de estado, interrumpiendo el desarrollo del gobierno civil, pero en el interín han sido muchas las oportunidades en que nuestra fuerzas armadas se vieron obligadas a hacerlo, so riesgo de que el país se fuera al precipicio.

Sin embargo, lo que no tiene perdón es el golpe contra el estado propiciado por las mismas autoridades estatales a través de los poderes del estado, momento en que se hace necesario que nuestras fuerzas armadas tomen las riendas del poder para enderezar el camino de la gobernabilidad. Tal sucede cuando uno de los poderes intenta mellar el equilibrio de poderes, pretendiendo disolver o vacar a las autoridades legalmente elegidas.

Nuestra constitución debería contemplar esta posibilidad para que los poderes sepan como manejarse dentro de los cauces de la democracia representativa. Ese sería el mejor freno para que no ocurran casos como el presente, en que el congreso pretende descabezar al poder ejecutivo, apoyándose en el subterfugio de que el vice presidente evita la vacancia presidencial.

La sublevación de las fuerzas armadas frente al atentado contra su Jefe Supremo sería aceptado por los gobiernos del continente que ven como una espadas de Damocles pende sobre las cabezas de todos ellos por el irresponsable actuar de congresos completamente descontrolados. Estas mismas fuerzas armadas serían las llamadas a sublevarse contra su propio Jefe Supremo cuando éste de muestras de irrespeto por cualquier de los otros poderes del estado: Las FF.AA. como guardianes irreductibles de la constitucionalidad.

Y la última acotación al respeto. Las FF.AA. cuentan con la disciplina que no es precisamente la virtud principal de ciudadanía, y también con una organización suficientemente preparada para manejar todas las carteras de los ministerios, mientras se retorna a la senda democrática.


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.