No cabe la menor duda que los que claman airadamente porque los audios de la corrupción son presentados a cuenta gotas, tienen tremendo rabo de paja. Y es que lo más probable es que esta manera de presentación sea una técnica apropiada para que todos vayan saliendo de sus madrigueras antes de que los señalen, porque la tensión los carcome. 

- ¿Por qué tanto apuro para que suelten todos los audios al mismo tiempo?

- ¿Y qué querés, ché? ¿Cómo puedo asegurar que yo no hice tal cosa si más tarde me van a sacar otro audio que confirma que SI lo hice?

Pues bien, si esa es la técnica, nosotros los que no la tememos tenemos toda la paciencia del mundo para seguir enterándonos de todas las trastadas cometidas por estas sanguijuelas paso a paso y sin sobresaltos, porque ya nada puede ser peor que lo anterior y ya nada nos sorprende. Más bien empieza a divertirnos las morisquetas mil que ensayan estos monigotes (y monigatas) para tratar de convencer acerca de su pretendida inocencia. En realidad gastan pólvora en vano porque los únicos que alegan creerles son sus iguales y sus incondicionales. El resto, que somos la gran mayoría, hace tiempo que ya les hemos bajado el dedo.

Con la santa paciencia seguiremos el trámite de los acontecimientos. La cola es larga y ahora estamos en el turno de los colores: los de la línea amarilla, los de los cuellos blancos...... ¿Ya llegan los naranjitas?

Después vendrá la decisión respecto a los lugares a donde irán a pasar sus largas y forzadas vacaciones. Y mientras tanto la patria irá ensayando todos los pasos que ha de dar para dejar atrás esta larga y tenebrosa etapa de corrupción, mentiras y cinismo como nunca antes vimos en el Perú.  ¡Adelante! Todo sea por un futuro mejor. Qué siga el festín de los audios, el revolcón en los chiqueros y el desenfrenado ataque final de los nervios deshechos de todos los que ahorita están clamando, "¡suelten todo junto, por Dios!"