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Nuestra Constitución es peor que coladera vieja

Hasta para resolver los temas más nimios necesita intérpretes

Publicado: 2018-08-23

La Constitución Política del Estado tiene que ser clara, diáfana é inequívoca, de modo tal que cualquier ciudadano pueda acceder a ella con la seguridad de que es veraz e inobjetable y no se presta a más de una interpretación.

Cada día vemos cómo a cada paso que da, no digamos un ciudadano común y corriente, sino un mismísimo representante de cualquiera de los poderes del estado, surgen objeciones a su pertinencia, con el alegato de que tal o cual capítulo de la Constitución se opone a ello. Con este subterfugio, fruto de una confusión que a todas luces se origina en el intríngulis de su redacción e incoherencia, el resultado es que cualquier acción que es no solo importante sino imprescindible tomar, se ve frenada por una contradicción "legal".

Esto es simplemente inaceptable. En una vulgar comparación podemos decir que si el reglamento del fútbol contuviera tantas incoherencias como nuestra carta magna, cada partido se desarrollaría por trocitos, mientras los constitucionalistas se ponen de acuerdo sobre si fue o no penal, si el foul merece expulsión o tarjeta amarilla, si los minutos en exceso de descuento son válidos o hay que meter preso al árbitro, o si hay que cerrar las puertas para que nadie del público salga hasta que no se encuentre la billetera del señor que ha denunciado un robo. Es decir, un partido demoraría en promedio unos ocho meses, pues llegando a los dos años concluiría por haber superado el plazo máximo para su realización.

El gran problema es que los doctos se refieren a la Constitución como si fuera un documento inmutable, misma palabra divina, cuando la mayor parte del esperpento ha sido fraguada con la intención de dar cabida a las interpretaciones auténticas. Qué absurdo, mis derechos ciudadanos deben ser clarísimos sin gerónimo de dudas ni pascual de diferencias. Y mis derechos son los del pueblo en su conjunto cuando nos atañen al colectivo cohesionado. Y más aún, hasta la misma Constitución emana del pueblo soberano, de modo tal que no se valen excusas para sacarle la vuelta a la vox pòpuli. 

El Tribunal Constitucional, en la situación actual, debe encontrar la manera de facilitar la aplicación de los criterios maestros que yacen ocultos en el interior de la Constitución, para facilitar, por lo menos esta vez, el avance de las reformas que el país está pidiendo a gritos para evitar rodar al abismo. En los momentos más graves de cualquier actividad siempre hay una salida de emergencia pues está prohibida la impasibilidad ante el derrumbe y la tragedia, con mayor razón tiene que haberla para la salud de la patria. Ustedes, miembros del Tribunal Constitucional, juéguensela y háganse una aunque sea por esta vez.


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.