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La opinión debe situarse en el contexto adecuado

Los "comentaristas" ubican la realidad adecuándola a sus paradigmas

Publicado: 2018-09-07

Lo malo es que esos paradigmas se han alimentado, a través del tiempo, de las vivencias que le tocó experimentar en su tránsito por la sociedad tal cual se presentaban en la vida diaria, en las distintas etapas de su cronología. Pero, dado que el tiempo no es permanente ni siquiera en lo que te ofrece en el día a día, sino que muta sin cesar, incorporando los nuevos elementos que trae el desarrollo y los inventos, deberíamos tomar en cuenta que si tomamos como patrón aquello que fue nuevo y bueno en una época, en los tiempos actuales muchos de sus considerandos, si ya no son obsoletos, por lo menos han perdido la lozanía que tuvieron en sus épocas de auge.

Miremos hacia atrás y veremos, de manera muy somera, que sin ir muy lejos, en los años cuarenta del siglo pasado la gente trabaja en horario partido, mañana y tarde, y los educandos también tenían esa rutina, incluidos los sábados medio día. Las comunicaciones telefónicas ni sospechaban que algún día no muy lejano podrían convertirse en un medio permanente de contacto a través del celular. Y si nos remontamos mucho más atrás, la primera comunicación a larga distancia fue conseguida mediante la telegrafía submarina. Antes de eso, una comunicación a través de la correspondencia aérea (¡y antes marina!) demoraba una eternidad pero su época lo consideraba normal, pues no conocía otra forma.

Es lógico que con la increíble velocidad de las comunicaciones actuales, todas las actividades que tienen su fundamento en ellas cambiaron radicalmente las premisas de la época. Sin embargo, era típico escuchar a los abuelos hablando de su época con añoranza, en narraciones que para nosotros resultaban graciosas y pintorescas, pero totalmente fuera de tiempo. Pero parece que es una fórmula humana que no consideremos los cambios, y menos a la velocidad con que se presentan, para estructurar nuestras ideas y dar paso al nuevo discurso, de tal modo que pueda ser atractivo e interesante para las nuevas generaciones.

Y claro, en esta época es peor que nunca esta falencia, debido sobre todo a que esa velocidad mencionada nos supera con suma facilidad, dejándonos fuera de juego ante los jóvenes, y peor aún ante los niños. Y es fácil darse cuenta de que así es: simplemente observemos a ver si notamos que nuestro discurso es atendido por ellos. Nada que ver, ni siquiera lo toman en cuenta. ¿Exagero? Miren nomás lo que está pasando con las próxima elecciones, todos los periodistas, comentaristas, comunicadores, se quejan de la indolencia de la gente ante la recomendaciones para abrazar el voto bien pensado, y ellos siguen con su tren y su dedito jugando sobre el móvil para comunicarse entre ellos de los temas que realmente les interesan.

Si uno se vuelve un observador incisivo y un escéptico pertinaz, llegará con facilidad a la conclusión de que nuestro discurso ya fue sobrepasado por una realidad que es distinta a la que nosotros estamos considerando como exacta y comentable. En esta labor de investigador silencioso de lo que ocurre a nuestro alrededor, uno termina siendo un agrio juez de nuestros empecinados comentaristas que todo lo enfocan bajo su desfasada lupa que ya pide a gritos su renovación. Y basta esta simple observación calificadora, para volvernos unos eternos descalificadores de los discursos que siguen malgastándose en el ámbito social, por anticuados y sin intención de renovación. Corolario: Aquellos periodistas, políticos, expertos y demás congéneres que llegaban a estos calendarios premunidos de títulos y fama bien ganados, ahora parecen simple trapo para limpiarse los zapatos. Pero ellos siguen con su grandilocuencia, ignorantes de la impresión que causan, que en el mejor de los casos es ninguna porque ya no los escuchan, y en el peor es una cruel descalificación por inconsistente, inocua y despreciable.

El educador León Trahtemberg viene manejando un fascinante proyecto que modifica el tradicional sistema de la educación peruana, y aún de la no peruana. Este proyecto que entrega un enfoque nuevo para que el niño desde su primera edad incorpore en su acervo cultural, psíquico y social valores que pueda ir manejando a su mejor entender, bajo los estímulos que el maestro insufla en ellos, las características de un individuo que empiece a distinguirse por su criterio, por la profundidad de su pensamiento, por su capacidad de comunicación, etc., para producir gente que tenga mayor facilidad de comunicación con sus mayores. Esta labor de León Trahtemberg con seguridad será de mucho valor para el educando, pero también para el propio educador porque ambos podrán aprender, el uno del otro. Si queremos superar las infranqueables distancias que se están originando actualmente entre generaciones, sería bueno que proyectos similares o métodos que tomen en cuenta esta falencia de entendimiento, se pongan en ejecución para volver a conectar las generaciones que antes, si bien se distanciaban con los cambios, no se divorciaban de la manera tan dramática como está sucediendo ahora.


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


Publicado en

Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.