Tomado de Wikipedia:

Farándula (del provenzal farandoulo)1​ o las expresiones inglesas show business y showbiz (traducibles como negocio del espectáculo o mundo del espectáculo), y la expresión francesa troupe (admitida por el DRAE),2​ pueden referirse a diversos conceptos próximos entre sí:

La profesión, entorno y mundo de los actores y demás profesionales del teatro y otras artes escénicas.

Las compañías de teatro ambulantes, especialmente las de carácter cómico y de condición precaria.

Antiguas instituciones teatrales (cómicos de la lengua, comedia del arte, etc.)

Las dedicadas a otros espectáculos escénicos, como la ópera, la danza, el teatro musical (la zarzuela, el music hall, el cabaret, el café cantante, la revista o variedades, el género chico, etc.), el circo, el mimo, los títeres (guiñoles, titiriteros, teatros de marionetas), etcétera.

Los artistas callejeros de muy diversas manifestaciones artísticas.

Y  si, esta reseña es aplicable a lo que ha venido entronizándose en nuestro mundo político, lo que, al convertirlo en en un escenario super light, le ha hecho perder la seriedad y solemnidad que intrínsecamente tiene, al punto que los actos que se conocen a diario y que son replicados con entusiasmo por todos los medios de difusión, compiten de igual a igual, e incluso con ventaja, con los propios del mundo de la farándula como son los programas tipo EEG o Combate o Caso Cerrado o similares, y también musicales o cinematográficos, e incluso con las noticias deportivas, de modo tal que los temas que más se ventilan a diario son los de tipo político, y que por conexión indudable van de la mano con la ola de corrupción generalizada en todos nuestros estratos sociales, especialmente los estatales.

Es casi hasta con delirio que todo el mundo se ha trepado a esta ola, lo que permite a los críticos mas avispados sospechar que detrás de este logro tan intrigante hay manos negras que mueven los hilos con sutileza (y hasta sin tanta) para distraer la atención pública mientras consiguen que transcurra el tiempo y llegue el olvido sobre cosas muy serias que hablan de una corrupción cancerosa que carcome todas nuestras instituciones, con énfasis en un poder que necesita ser más prístino que nada, como es el Poder Judicial.

En este recodo del camino estamos. Si no llega pronto el Chapulín Colorado, se hace difícil vislumbrar quien podrá defendernos.