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Vamos bien, faltan unos pocos pasos

Pero con la superación vendrán retos mayores

Publicado: 2018-10-14

El equipo ya consiguió lo más difícil: Jugar bien.

La opinión generalizada de los comentaristas deportivos es que el equipo peruano está jugando muy bien, es decir funciona colectivamente de manera eficiente, la defensa está consolidándose, la medular es de primera, y el juego de ataque obtiene muy buenas posibilidades de gol, falta meterla.

En esta etapa que se viene hay que poner esmero en algo que al final resulta muy sutil, y que es aumentar la velocidad del equipo en su accionar. Imaginemos un dron siguiendo las alternativas de nuestro toque de balón, allí apreciaríamos que aumentando la velocidad en el traslado de la pelota, especialmente en los pases antes que en la llevada pegada a los botines, bastaría un 5% de incremento para que nuestra producción mejore sustantivamente. Y así, poco a poco podríamos ir acelerando este aspecto de la velocidad de circulación del balón, lo que conlleva a una geométrica mejora en la producción.

Si ese proceso lo efectuamos a la vez que ponemos énfasis en los remates para convertir en goles la mayoría de nuestros ataques a fondo, en poco tiempo alcanzaríamos una ubicación excepcional en el concierto de los grandes equipos del orbe.

Pero es en ese  momento donde las dificultades se incrementarían, porque a un equipo grande todos se lo quieren traer abajo, es decir, todos quieren ganarle. Sin embargo, cuando el nivel de juego mejora mucho, la imagen del equipo también sube como la espuma y esta es una situación nada despreciable, al contrario, debe ser un objetivo elemental, porque el temor que tiene el rival al enfrentarlo, le da al equipo prácticamente uno o dos goles de ventaja desde antes de que la pelota empiece a correr. ¿Por qué? Porque el  miedo, el recelo, restan capacidad natural en el juego, desconcentran, alborotan, y tan pronto empieza a plasmarse la superioridad en el juego, cunde la desmoralización en el adversario.

El equipo peruano se vislumbra como una potencia a muy corto plazo, tenemos cada vez mejor material de recambio, los jugadores han alcanzado un nivel óptimo en el aspecto colectivo que es lo principal, actúan dentro y fuera de la cancha hermanados, cada vez hay menos egoísmo, todos entienden que los triunfos gratifican a todos y por lo mismo, el gol que no lo hago yo sino un compañero vale lo mismo para mi, lo importante es festejarlo, no quien lo hace. Eso es muy bueno y posiblemente en el momento no hay en el mundo otro equipo que tenga esta misma mística.

Si seguimos así, tanto Gareca como sus jugadores van a cosechar cada vez mejores logros y mejores homenajes, a la vez que una mayor atención por parte de los principales equipos del mundo. No hay que ser adivino para suponer que los avances del equipo peruano son seguidos con lupa por la fanaticada mundial.


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.