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La destreza cedió el paso a la torpeza

¿Qué pasó, qué sucedió?

Publicado: 2018-11-16

No pretendemos restar mérito a la selección ecuatoriana, ellos ganaron bien y es más, tardaron mucho tiempo en perder el miedo al "león" hasta que se dieron cuenta que no costaría mucho trabajo meterlo al horno. El "Bolillo" Gómez le ganó el partido a Gareca en todos los rincones de la cancha, aunque tampoco es culpa de Gareca la derrota.

La selección peruana perdió, y mal porque se despintó todita, por una serie de fallas de los jugadores. La impresión que quedó es que el equipo creyó que iba a ganar por su propio peso, es decir, la casaquilla de la franja roja ganaría porque su destello acumulado era suficiente para que el equipo contrario se sintiera perdedor desde antes de que empezara a rodar la bola. Error garrafal, en el equipo ecuatoriano hay mucha gente con amplia experiencia y mucha clase demostrada en equipos de primer nivel, es decir, gente vacunada contra el miedo futbolístico.

Otra cosa notoria, y es difícil que se trate solo de una impresión equivocada, es que muchos jugadores intentaron hacer la individual descuidando la fuerza principal del elenco que es el juego colectivo. En el fondo este es un mal congénito en nuestro fútbol, grandes equipos que hemos tenido en la historia del mismo, adolecieron del mismo defecto, lo que impidió que alcanzáramos grandes metas que estaban perfectamente a nuestro alcance.

Los partidos más sensacionales que realizaron selecciones peruanas, se destacaron por la sinfonía del toque , como alguna vez calificó nuestro juego la revista El Gráfico. Este juego es, además de mucho más efectivo, más bello a ojos de los espectadores, porque su secuencia es permanente mientras que las grandes jugadas personales son esporádicas. Por eso las grandes selecciones son fuertes en función de equipo.

Tampoco podemos obviar las reacciones de molestia y resentimiento de algunos jugadores cuando la dirección técnica les reclama por alguna jugada mal ejecutada o mal continuada o definida. Cuando esto empieza a ser notorio ya es una llamada de alerta para el DT que en el camarín  tendrá que dar la charla respectiva sobre caliente para que la gente entienda y recapacite.

Y tampoco podemos ignorar que hay jugadores a los que les cuesta mucho consolidarse. Es que en una selección a largo plazo podemos encontrar dos tipos de jugadores, los muy precoces, de realización inmediata como fueron en su tiempo Roberto Challe, "Monin" Salas, Victor Benitez, Miguel Loayza y otros que saltaron al primer plano desde su debut, y otros, los que tardan mucho en ser considerados seleccionables, muchas veces injustamente, como fue el caso de Julio Meléndez, además de los ignorados por razones desconocidas como Waldir Saenz no obstante ser goleador reconocido, o Adolfo Donayre, un crack en la defensa.

En el equipo actual y justamente en el partido con Ecuador ha aparecido auspiciosamente el defensa Luis Abram, demostrando grandes cualidades y, sobretodo, mucha inteligencia, lo que nos permite cosechar algo útil de este partido. Con otros jugadores considerados suplentes no debemos ser intolerantes, hay que apoyar al DT en sus elecciones porque él mejor que nadie los conoce y los puede evaluar con más autoridad. No olvidemos que la selección no la conforman once jugadores, ni siquiera veintidós, cuantos más tengamos en reserva. mejor.

Por último, los tres requisitos básicos para obtener los mejores resultados son sacrificio, pasión y fe. No es otra cosa que una analogía casual, que esto se pueda comparar con la historia de nuestro Dios hecho hombre, cuyo sacrificio fue necesario para la salvación de todos los hombres, hecho que se consumó a través de su dolorosa pasión, y que ha quedado glorificado mediante nuestra fe que nos permite creer que aquello fue así.

Pues bien, trasladando esos tres elementos al juego de nuestra selección, el sacrificio está dado por los entrenamientos, lecciones técnicas, observancia de disciplina en la vida diaria, etc., para alcanzar el nivel de desarrollo de juego que lleve a la selección a la altura de las mejores del mundo; podría entenderse como pasión la entrega en el juego, la garra, el deseo de ganar o por lo menos de no perder; y la fe como la creencia en si mismos, como la seguridad de que son prácticamente invencibles en base a la perfección del juego alcanzado, la hermandad reinante dentro de la selección y la confianza en el resto del equipo y en la dirección técnica.

Si bien es cierto que la última presentación ha sido poco convincente, lo que no nos permite abrigar seguridad absoluta de que frente a Costa Rica voltearemos la página, por lo menos podemos conceder a la selección el beneficio de la duda para ver en qué momento de nuestro andar nos encontramos.


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.