¡No te pases cholito! Si justamente declaramos muy orondos que somos un crisol de razas, y al minuto ya estamos choleando o denigrando a un semejante. Y mira tú, no se trata de sumarse al coro de los intonsos que hacen de este "tema" una cuestión de estado, porque generalmente estas actitudes despectivas se dan o bien en una situación de gran molestia o bien con una intención graciosa.

Pero cuando brotan de una cabecita hueca que se ha convencido de que hay una marcada diferencia entre raza y raza que hace a algunas superiores a otras, vale la pena recordarle que nosotros los humanos solo nos diferenciamos por los valores que exhibimos, que incluyen los morales y éticos, cívicos, defensa de los derechos humanos, defensa de la dignidad y justicia, etc.

El tema estético, el que tiene que ver con la belleza humana, se puede encontrar en cualquiera de las diferentes ramas de la raza humana, y no se le puede asignar más valor que el de ser afortunad@ por haber venido al mundo gozando de este privilegio. Pero de allí a estimar que unos valen más que otros simplemente por la conformación física que su genética le ha brindado, es reducir nuestra variedad a la de los perros, para los cuales evidentemente vale, por razones de costo de mercado, el pertenecer a tal o cual raza canina.

Perú es una excelente vitrina de la raza humana. Tenemos indígenas, blancos, mestizos, negros, amarillos, con su infinidad de variantes como chino-cholos, coloraos, blanquiñosos, zambos, cutatos, cholos, indios, salto pa´tras, cuarterones, jalaos, pigmeos, langarutos, muelones, ponjas, gringos, medio pelo, canutos, y toda la demás batería humana. Y como decía el pendeivis  de Don Ricardo Palma, en el Perú el que no tiene de Inga tiene de Mandinga.

Y en efecto, es gracioso ponerse a pensar que en la cadena familiar (árbol genealógico) no es raro que se pueda encontrar a sujetos que se la dan de grandes señorones, y que en siglos pasados hayan tenido como ascendiente a un individuo que en su momento estuvo al servicio del de aquel al que ahora está ninguneando. Eso es completamente factible, más aún en la extensión del tiempo por las famosas vueltas que da la vida.

De modo, pues, que los distintivos físicos que nos da la raza humana, no portan en sus estándares ni uno solo que se refiera a superioridad o inferioridad sobre otro. Por eso no solo dejémonos de majaderías, sino que ya dejemos de fregar la pita con este estribillo que cada cierto tiempo y por quítame estas pajas volvemos a traer a la palestra.

En lo que mi se refiere yo te brindo querido blanquito Carlos Bruce mi redención a tu pecadillo, desde mi orgullosa majestad de cholo piurano, de modo que, hermano mío, ve en paz que estás absuelto.