Los que tuvimos la oportunidad de ver a la mejor selección de fútbol que produjo Argentina en toda su historia, la del Sudamericano de Lima de 1957, la de Sívori, Angelillo y Maschio, tenemos la "suerte" de ver al equipo actual de la albiceleste, para poder comparar el tremendo contraste que hay entre la mejor y la peor de todos los tiempos.

Porque "esto" que muestra Argentina en Brasil 2019, puede llamarse de cualquier manera menos selección , pues esto último se refiere siempre a lo escogido, a lo mejorcito, a lo selecto como su propia denominación lo señala. Y es inconcebible que un país como Argentina, que siempre se distinguió por producir jugadores de calidad hasta para llenar las cuotas de importación de todos los estadios del mundo, haya bajado hasta el presente nivel.

Hay un gran sacrificado de ahora y de siempre, la pulga Leo Messi. Y el gran responsable es el entrenador contando con la complicidad mayor de los dirigentes de la AFA que lo escogieron a él, pues el tal Scaloni es el responsable de llamar a sus jugadores y es inconcebible que no estén aquellos como Higuain, Dybala, Rojo y otros hace tiempo ya consagrados, reemplazados ahora en esta mala mixtura por verdaderos náufragos que no solo son malos jugando sino que además no tienen ni siquiera algo de amor propio para poner sobre el gramado aquello que suple la falta de calidad.

A estas alturas Messi luce totalmente desconcertado y no es para menos, pues los únicos dos con los que podría contar, el Kun Agüero y Di María, están pasando por su peor momento en la selección. Por eso se nota a Messi como alguien que deambula por la cancha sin saber que demonios hace allí, pues el hombre no es un super hombre para estar al mismo tiempo en la defensa, en el medio campo y en la delantera.

La verdad es que lo mejor que le puede suceder a Argentina es ser eliminado en la primera ronda, porque si por casualidad lo agarra Brasil en su camino, le va a meter una paliza impresionante que va a hacer historia. Y claro que así sería, porque los auriverdes ni cortos ni perezosos van a perder esa magnífica oportunidad de comer argentinos al natural, en salsa de goleada monumental.

Los chanchos no vuelan y por eso no se ve como un equipo moderno de muchachos argentinos más bien dedicados al chat y al chamullo, con sus celulares de moda en la mano, van a dar un cambio de 180 grados para terminar jugando buen fútbol. Eso no está en su ADN, de modo que harían bien en hacerse el ánimo de retornar a su tierra con el rabo entre las piernas. 

No hay cómo para cualquier otra cosa. Sorry Leo Messi, tú no tienes la culpa ni tienes por qué cargar con ella.