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La negativa a admitir culpas es enemiga irreconciliable de la verdad

Quien adopta esa posición no es ni será confiable nunca

Publicado: 2019-07-01

Vemos a cada rato, y sobre todo en la clase política, a personas cuya mayor habilidad consiste en echar sombras sobre la actuación ajena, presentándose como los santos bíblicos que hablan con la verdad y con la venia divina. Sin embargo, han descuidado tanto su propia trayectoria, que el rasgo que más los define ante los demás es la hipocresía. 

Así pues, ha ido tantas veces el cántaro al agua, que por más triquiñuelas que hagan o morisquetas que practiquen, no hay forma de que oculten el fustán, el calzón y todas sus intimidades a la vista de los demás, los cuales, a fuer de hastiados, ya ni siquiera los toman en cuenta si no es para caricaturizarlos y no necesariamente solo con dibujos, si no también con imitaciones burlescas y poses desenfadadas propias de sinvergüenzas profesionales.

El discurso de esta gente siempre con aire "moralizador", suena en sus recomendaciones al accionar ajeno casi como una copia del famoso "hacelo por la viejita" de los argentinos, donde el recomendador viene trepado sobre la viejita, pues en el fondo lo que busca es el beneficio propio.

Igual es en todos los casos de la apelación al patriotismo de sus congéneres. Encerrado en ese discurso viene su ya inconfundible pedido del "no te olvides de mi", pues su patriotismo se refuerza por su apetito insaciable de chuparle la sangre a la "patria sagrada y adorada", donde entre patria y chancho no existe mayor diferencia para el inelegible pues lo que lo mueve es el amor a los chicharrones.

Los vemos a cada rato (y LAS vemos también, aquí no hay diferencia de género). Y cuando se trata de echarle la culpa a alguien, ellos (ellas) nunca asumen responsabilidad alguna, siempre tienen excusa a la mano lo que los exime de culpa alguna: Limpios, impólutos, inmaculados, sacros y santos, así se presumen ellos (y ellas también). ¡Ay Señor! Putativos es lo que son, usando la sonora palabra para un fin distinto al que le corresponde, porque tiene un sonido muy agradable y aparente para lo que queremos decir.

Si señor, yes mister, si señorita, yes miss, contigo es, no te hagas el desentendido o la desentendida silbando al techo, todos los que están a tu lado saben que a ti te cae, y probablemente a muchos o muchas de quienes se encuentran contigo, también.


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.