Ya vamos a ver en el desfile militar de Fiestas Patrias del día 29 de julio en la avenida Brasil si se puede o no se puede. La voz del pueblo sonará autoritaria y firme, como corresponde al elemento social por excelencia, al soberano del pacto social, al único y verdadero dueño del espacio y de la historia de una nación, al que irrespetuosamente se le intenta siempre minimizar en sus plenos derechos de máximo dirimente de los conflictos que lo involucran directa y contundentemente en su vida ciudadana.

A la llegada del presidente Martín Vizcarra a la fiesta del broche de oro por la conmemoración del aniversario de la independencia del Perú, lo mismo que al momento de su retiro una vez finalizada la cita magna, nuestro país desde su ciudad capital hará escuchar su voz de mando inapelable, para sofocación y desencanto de tanto atrevido que pretende asumirse árbitro de una cuestión que no contempla los intereses privados de ellos, sino los grandes y monumentales de la nación en pleno.

Les guste o no, a partir de mañana y de esos momentos, los argumentos no podrán pasar por alto la manifestación contundente de un pueblo hastiado de soportar los malos procedimientos de los hijos indignos de la patria que acuden a todo tipo de alegatos seudo legalistas, que en el mejor de los casos pierden su tal legalidad cuando pretenden coactar la autoridad indudable de la ciudadanía en los temas que le afectan en su esencia misma de ser la voz de Dios.