Oro en el deporte, turbiedad en el Congreso
Los hijos del pueblo dan gloria a su patria
Los verdaderos hijos del pueblo, que representan a todos los que se fajan en el día a día para sacar adelante a sus familias y a su país, sacan la cara por su patria mientras que en el reverso de la medalla, el partido de oposición por excelencia, aquel cuya única pretensión consiste en blindar y apañar al contingente que medra a costillas justamente del pueblo, solo se preocupa de mantener su hegemonía a toda costa, cueste lo que cueste y recurriendo a todas la argucias y compra de conciencias para intentar mantener la vigencia de su corrupción en peligro.
¿De donde salen sus 76 votos para elegir a Olaechea como su nuevo líder? El fujimorismo se caracterizó desde siempre por ser el grupo "compra votos" más eficiente, y por más que se muden de ropas siempre sigue siendo el mismo. Son los reyes del chongo, y un día manipulan a la inocencia colectiva peruana con el apoyo de sus cajas de resonancia debidamente ubicadas en sitios estratégicos (diarios, radio, televisión, encuestadoras, "expertos" en comentarios políticos y hasta adivinos, brujas y chamanes) e inventan el enfrentamiento de los "avengers" con su casa materna, lo mismo que las diferencias de Kenji con su hermanita,y otro día vuelven a aparecer tal como son para "hacer las paces" en el momento oportuno.
Creerle a los zamarros del fujimorismo es pecar de ingenuidad suprema. Toda la historia dice muy claramente que quienes se trepan en ese coche tarde o temprano salen esquilmados. El máximo ejemplo lo tenemos en PPK, le concedió el indulto a Fujimori y en agradecimiento los fujimoristas con su lideresa a la cabeza, lo botaron de la presidencia. Mientras tanto Keiko sigue en su prisión preventiva trabajando desde la sombra para que su tercio del apoyo popular siga férreo e inexpugnable: Las esperanzas de la presidencia de la república no cesarán nunca.
La política era una sin Fujimori y fue otra desde Fujimori: allí todo cambió y surgió Montesinos para ponerle música a la fiesta. Desactivar todo ese montaje tan entramado cuesta mucho tiempo y esfuerzo y no sabemos hasta cuando. Mientras tanto hagamos un paréntesis en nuestras desilusiones y festejemos con la mayor alegría los triunfos de nuestros muchachos en la prueba atlética por excelencia, casi madre del atletismo, como es la maratón, lo mismo que en el squash, con preseas doradas, y las medallas de plata y bronce que también nos ameritan, y esperemos otros resultados igual de halagadores en el mar y en el tiro, así como en otras disciplinas que también nos pueden deparar más felicidad fiesta-patriótica.
Olvidemos por un momento a la BBB del Congreso (Becerril, Bartra y Beteta) y dirijamos todas las antenas a las gestas deportivas. Ahí si estamos demostrando que de verdad somos buenos, lo primero es un accidente de un periodo nefasto, lo segundo es síntoma del porvenir venturoso que el pueblo puede forjar por si solo.