#ElPerúQueQueremos

¿Qué sigue? ¿El caos?

Tal parece que todo el mundo ha perdido la cabeza

Publicado: 2019-08-16

La más exacta definición de lo que es la democracia la proclamó el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Abraham Lincoln,  cuando expresó que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Si los demócratas de todas las tendencias aceptan como verdades todo lo que esa definición expresa, ¿cómo entender que los políticos peruanos trepados al poder en base al voto ciudadano sean tan renuentes a aceptar la soberanía del pueblo y el derecho supremo que él tiene para opinar, juzgar y definir lo que más le conviene como dueño y señor de los destinos de la patria?

Resulta demasiado reiterativo decir que al pueblo no se le impone, se le convence y para eso hay que usar una de las mayores prerrogativas que el mismo pueblo le otorga al estado, el derecho de informarlo y educarlo en los valores cívicos y morales para que ese deber del estado revierta a favor del mismo pueblo como un patrimonio de formación ciudadana que levante los estándares de toda la gente en función de otorgarles las herramientas adecuadas para que su percepción, su inteligencia y su criterio se desarrollen individual y colectivamente con el fin de que la cultura social en su expresión integral sea cada vez más sólida y brillante como una de las expresiones máximas de un país con bases suficientemente empoderadas para pretender un lugar de excelencia en el concierto universal.

Pero mientras esas son las prioridades de la nación en su marcha hacia el futuro, acá solo vemos que la corrupción campea cada vez más segura de sus pasos, más aún cuando la gente que debería ser guía fundamental en la dirección que debemos asumir como pueblo, pone todo el énfasis en el tema de la necesidad perentoria de apoyar a una minería que solo persigue seguir arrancando la riqueza de la tierra para su lucro, alegando que lo hace por su interés en el desarrollo del país. ¡Si cuñau!

Y envuelta toda la santa alianza en su cruzada pro-corrupción, su única finalidad es destruir a quien ven como el fantasma de sus intereses nada cristianos. No importa que el caos sea la única referencia que tenemos por delante si esto sigue como amenaza. Cómo la gente que de patriota no tiene nada (al contrario, la palabra patriotismo parece que a ella le suena a grosería de grueso calibre) quiere mantener el status quo en el que se desenvuelve como pez en el agua, todo lo que signifique cambio a ellos les aterra. El único que puede poner freno a este desenfreno es el pueblo, y aunque suene a anti democrático, parece razonable que las fuerzas armadas del país, que por su naturaleza deben ser apolíticas (aunque el derecho a voto que tienen no abone a esa calificación tradicional), están en la obligación de hacer una declaración netamente profesional en su condición de custodios del orden interno y de la defensa externa de la patria, fijando sus puntos de vista respecto a las necesidades que ellos estiman que son las que la patria tiene que atender para poder cumplir con sus altos designios. Si no quieren hacerlo como fuerzas armadas, podrían hacerlo como una meditada recomendación del CAEM.

La hipocresía es la dama que pasea oronda ahora por todos los sectores de la gente, donde por ejemplo se han puesto todos de acuerdo para criticar la reciente incorporación de Yesenia Ponce a la bancada PPK. En verdad lo que en el fondo los mueve es el despecho porque ya creían extinguida esa bancada y seguro habían puesto los ojos en la Comisión de Economía para seguir fregando al ejecutivo. Aunque solo fuera por evitar este desaguisado, se justifica esa incorporación. Y aún más, con esa expectativa que ahora aprecia la bancada PPK por hacerla desaparecer del mapa, no debe tardar ni un segundo en intentar seguir incorporando otros congresista al grupo.

El tema político en el Perú ha alcanzado ribetes realmente absurdos y ridículos que no servirían ni siquiera para un programa de televisión, porque ahora ya aburren y amenazan con hacer creer que todos están metidos en el cuento, y que el pueblo es el imbécil que se las traga todas. Por que si somo moscas nos daremos cuenta que todo lo que viene sucediendo desde que se fue el verdadero PPK, no ha conducido a nada. Los que deben purgar prisión están fugados, la jefa de los anaranjados tiene una oficina en la cana con todo su personal de vigilancia a su disposición y con las puertas abiertas para recibir visitas cuantas veces le viene en ganas. El caso lava jato amenaza con quedar en nada porque la contra está fuerte, la calle está más dura que nunca, los peruanos jóvenes están más preocupados en mover sus deditos en sus celulares que en los temas de las protestas, los ciudadanos rurales están siendo usados como conejillos de indias porque ellos no han absorbido todavía el vicio del messenger y el internet.

El alto cargo de la presidencia del Perú está sujeto ahora a lo que los vividores del presupuesto del estado quieran hacer. El caos está a la vuelta de la esquina. ¿A quien le van a echar la culpa cuando se escuchen las primeras voces de separación regional rompiendo la unidad nacional? Es escalofriante la ceguera fruto de la estupidez de los sujetos de ambos sexos que no tiene un ápice de entendimiento para darse cuenta del juego perverso que están haciendo con los verdaderos intereses de los peruanos. En esta época ya cabe sospechar que realmente a los políticos del país no les interesa absolutamente nada el porvenir de la patria, ellos representan la antítesis de los deportistas nacionales que en los recientes Juegos Panamericanos Lima 2019 han sacado orgullosos la cara por su país.


Escrito por

Julio Andre Checa

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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.