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El más vil de los oficios

El periodismo peruano se inclina por la opción mala

Publicado: 2019-08-21

La frase conocida y celebrada del Dr. Miró Quesada, ex director de El Comercio, es "el periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios". Por lo que apreciamos actualmente en nuestro medio, da la impresión clarísima que el periodismo peruano se inclinó de manera decidida por la segunda opción, por la que niega la calidad de noble en su ejercicio.

Es que el periodismo nacional, en cualquiera de sus expresiones tradicionales de prensa, radio y televisión, a ojos vista se ha separado del camino de virtudes inspiradoras para apoyar firmemente a la educación de la civilidad, dedicándose por entero a todo aquello que les rinde frutos inmediatos en la parte económica de sus quehaceres. 

Es obvio que sin la venta del producto no hay como sostener al periodismo, y es cierto también que vender la noticia, por más truculenta que sea, es mantener informada a la población. Lo malo es que el periodismo le da al pueblo lo que le gusta a la gente, con énfasis en el aspecto morboso del gusto popular. Pero entonces no se puede ser apóstol de las buenas costumbres remedando el ambiente que vivió el circo romano, y tampoco, en tiempo más cercano, el espectáculo de las cabezas rodando por acción de la guillotina.

Si vemos los titulares de los diarios o los noticieros de la televisión, igual que los comentarios radiales, nos encontramos con una seguidilla empachadora de la noticia más impactante, con el entusiasmo propio de quien compite por impregnar más en el público el sentido de su comunicación, siempre con el tinte propio de la inclinación política o religiosa del proveedor de la noticia.

Y se nota con más nitidez la práctica insana de estos estilos, cuando la noticia desmenuzada en sus más descarnadas intimidades es repetida miles de veces hasta quedar bien soldada en la memoria y en la conciencia del espectador. La voz que retumba en eco continuo es la del informador de la noticia, pero también tiene parte y muy principal el director del programa. Esta parte del curso del mensaje, la del propalador de la noticia, es disparada hacia el oyente y el observador con no poca carga de sadismo, y recepcionada por este con tampoco poca carga de masoquismo, con lo cual la cuerda queda bien tensada, cumpliendo la finalidad que en la época presente tiene el espectáculo de la noticia infausta.

Obviamente los más beneficiados resultan siendo los psicólogos, los psiquiatras y los laboratorios productores de medicamentos para los nervios y para la depresión. Mientras tanto nuestra población se va volviendo cada vez más alterada, tal vez hasta psicópata por efecto del machaqueo morboso de la noticia del día, que poquísimas veces viene con un tinte festivo o gracioso, de aquellas que le traen un poquitín de alegría a nuestra mente enferma y a nuestro corazón afligido.

¿Es nuestro periodismo carroñero? ¿Por qué no hacen una encuesta popular para ver que opina la gente al respecto?



Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


Publicado en

Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.