Este lunes 30 de setiembre se realizará aquella situación que FBT, a la sazón Presidente de la República, invocaba que no se llevara a cabo, cuando la gente en multitudinaria manifestación le solicitaba que cerrara el Congreso, diciendo "¡Yo no he venido a cerrar instituciones, pero esperemos que ellos no cometan el acto impío del suicidio!"

El Congreso de aquellos años compuesto de gente inmensamente más preparada que el común de los que ahora inmerecidamente ocupan un escaño, no cometió el acto impío del suicidio; pero ahora, muchos años más tarde, este tristemente célebre parlamento nacional, lo va a hacer.

Porque el Poder Ejecutivo, en base a lo que la Constitución lo faculta y al pedido casi general del pueblo, lo va a disolver después de que hagan oídos sordos a su llamado. Dos argumentos irrebatibles serán suficientes para traer por tierra todos los alegatos de los que van a cometer el acto impío:

- La situación actual del país no es sostenible sobre todo por la corrupción que reina en todas las instancias del estado. Solo los necios pueden sostener que todo está bien y que por lo tanto no es necesario tomar acciones valientes para mantener la vigencia de la patria, y

- La Constitución del Estado jamás puede servir de salvaguarda para mantenerse al servicio de la delincuencia y la corrupción. Esta la única y valedera INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA que cabe respecto a la Constitución de la República.

La firma de aprobación a la disolución de un parlamento largamente rechazado la dará el pueblo a lo largo y ancho del país, a través de manifestaciones de algarabía por la acción tomada.