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Al peruano le gusta vivir en zafarrancho permanente

No podemos optar por una vida tranquila y en paz

Publicado: 2019-10-15

Quien sabe si es un tema de idiosincrasia, pero lo cierto es que nos hemos acostumbrado a vivir en un zafarrancho, lo disfrutamos y nos revolcamos en el zafarrancho. O quizá se deba a que lentamente y sin darnos cuenta hemos ido adquiriendo costumbres que nos ha ido inoculando esa extraña mixtura de indisciplina, desorden, informalidad, falta de acatamiento a las ordenes superiores, indolencia, impuntualidad, cinismo, y otras perlas de igual dudoso valor que nos fascina por la forma melosa y hasta empalagosa que nos ofrece, veleidosa ella, la chismografìa acompañada de sus hermanos gemelos el rumor, el murmullo, la bola, el mátalo callando, el soplo, el tira la piedra y esconde la mano, el corre ve y dile y toda esa cofradía tan nuestra, que para remate encuentra su mejor caldo de cultivo y difusión indiscriminada en la prensa en todas sus variedades, irresponsable en grado sumo y que medra como nadie de este alucinante huracán de pasiones.

Es una pena que el zafarrancho tan aldeano, tan ignorante, tan duro de pelar, tan resistente a los antibióticos culturales, haya agarrado carne en el sector donde nunca debió haber sentado sus reales, en la política porque ella es la verdadera abanderada de la sociedad, la que le señala el camino correcto por donde debe transitar. Pero en este caso, nuestro pueblo ve con estupor que el zafarrancho no solo se ha enseñoreado en la política, sino que no muestra trazas de querer soltarla. Y entonces asistimos estupefactos a todo este lamentable espectáculo que nuestra patria ofrece a ojos del mundo. Y en ese mundo que con todas sus performances deplorables difícilmente ha transitado por caminos como los que nosotros estamos transitando, el asombro  y la compasión poco a poco tiene que tender a convertirse en burla y jolgorio frente a este pueblo que terminará siendo el hazmerreír del mundo.

En realidad el mayor zafarrancho lo tenemos ahora en una creación de la propia sociedad, que es EL ESTADO. Mientras la gente que está involucrada aquí no tome conciencia de su enorme desbarrar para intentar corregirlo, será en vano el plañir del pueblo, salvo que opte por el trámite contundente e incivilizado de sacarla a patadas.


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


Publicado en

Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.