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Sigue la venda en los ojos

O no pueden ver o no quieren ver

Publicado: 2019-11-04

No se trata de pontificar como hacen tantos que se creen verdaderos iluminados dueños de la verdad absoluta, o algún alditus totalmente desubicado y obnubilado que ya perdió por completo la razón o está a punto de perderla, cuando no se conforma con criticar a un determinado individuo o a un grupo de tendencia contraria a sus gustos , si no que en su delirio se imagina ser el oráculo supremo que puede calificar de torpes e incluso de estúpidos y brutos a todos los habitantes de un país, de una región o de un continente. Evidentemente que para llegar a esos extremos se necesita ser un redomado pobre diablo que en su desesperación por llamar la atención puede terminar profiriendo las mayores groserías y denuestos ante la actitud tolerante de su centro de trabajo, que lo cobija y que terminará siendo su cómplice por permitir el descrédito del medio informativo.

De lo que se trata es de mantener en todo momento una actitud cautelosa y respetuosa ante los demás, planteando puntos de vista o hipótesis para el debate de todo el colectivo, en la certeza de que la búsqueda de la verdad necesita del aporte y criterio de todos, con el ingrediente principal de que cualquier opinión , inclusive con mayor razón la propia, puede resultar equivocada, y que solo el debate y el convencimiento mayoritario después del cruce de argumentos  puede conducir a la obtención de juicios sólidos y de aceptación de la sociedad. 

En este entendimiento va nuestro aporte, señalando lo que a nuestro juicio muestra incoherencias, soberbia o fanatismo en el comentario de muchos políticos, politólogos o defensores de sistemas socio-económicos, como por ejemplo De Althaus y Chehade cuando emiten opinión en contra del ajuste del salario mínimo, sin reparar en que este ha sido uno de los detonantes  del gran conflicto en Chile. Este tema llama profundamente la atención porque teniéndose tan cerca revueltas sociales como las de Chile, Bolivia y Ecuador, por no mencionar a la más antigua y permanente de Venezuela, no alcanzan a avizorar que igual podría suceder en nuestro medio si no se atiende el reclamo de las masas.

Este asunto del salario mínimo a nuestro juicio se maneja sin la debida profundización de su origen y efecto. Alegar que no beneficia a las mayorías, aparte de significar que antes de beneficiar a unos cuantos mejor es que no beneficie a nadie (?), descuida la proyección que esa fijación del monto del salario mínimo tiene como referencia para la restructuración ya no legislativa si no natural y saludable de cualquier escala de remuneraciones oficial o no oficial, es decir, se utiliza como un referente válido para partir de allí y definir toda una serie de niveles no solo remunerativos sino incluso impositivos o de otra laya (multa equivalente a tantas unidades mínimas, etc.)

En la misma línea está el tema de la validez de la disolución del Congreso por negativa de la cuestión de confianza. Parece que no hubiéramos sido testigos  de la carrera despavorida de los congresistas , que después de haber negado el ingreso del primer ministro a la sesión correspondiente , y del uso de la palabra para presentar la cuestión de confianza teniendo que hacerlo gracias a la cesión del uso de la palabra por parte del congresista Gino Costa, y habiendo procedido primero a querer convalidar una elección para miembro del TC , luego en su desesperación al entender que el presidente de la nación iba a declarar la disolución del Parlamento, en carrera desesperada propia de culpables, se quiso "aprobar"  una cuestión de confianza, saltándose las formas democráticas, y solo ante la "terrible evidencia" de que los iban a dejar sin chamba (lo que es un decir porque no entendemos como chamba una obstrucción permanente) y sin sus gollerías, lo que indica que no había habido reflexión ni discusión del tema , si no solo deseo de imponer su fuerza. Si el presidente hubiera aceptado esa "cuestión de confianza"  solo habría permitido una nueva burla a la nación.

En los últimos días hemos escuchado a algún ex juez supremo de la nación, sostener que en el campo judicial todos se conocen muy bien , y en verdad esto es sabido no solo en ese campo  si no también en el político , en el policial, en el militar,  en el del magisterio nacional, en el médico, etc. En cada cuerpo organizado , con el roce diario todos se llegan a conocer casi a la perfección, al punto de que cada cual casi conoce al dedillo de que pie cojea cada quien.  Por lo tanto, cuando cualquier persona de cualquier tendencia tiende a defender a gente impresentable, es difícil sostener que está siendo sorprendida. Lo más seguro es que esa defensa oculta intereses no muy santos que obligan a no ser objetivos o imparciales.

Aunque no esté directamente ligado a este tema, una consecuencia de esta duda o suspicacia que inspira la persona que sufre desgaste político, es la certidumbre de que dentro del estado NINGÚN CARGO debería gozar del derecho de reelección, y no solo por estas razones si no, sobretodo, porque en un universo tan amplio de gente no es lógico asumir que UN INDIVIDUO EQUIS es el único llamado a resolver los temas nacionales o vecinales. Con doble mayor razón cuando el cálculo de probabilidades nos indique que ni siquiera aquel (o aquella) que hizo una estupenda gestión era la única persona que podía lograr tal proeza.

Otro tema apasionante es el de la defensa del statu quo. Uno solo defiende lo que está bien. Ahora bien, ¿qué es estar bien para cada persona? ¿Acaso  solo lo que me favorece a mi o lo que favorece a todo el pueblo? Junto con esta interrogante viene el tema de la defensa de tiempos pasados, como si no se pudiera comprender que los tiempos cambian, que lo que trajo en su momento la revolución industrial ya ha sido superado y cada día trae nuevas cosas con las que el mundo tiene que aprender a convivir. Si nuestro tiempo pasado hubiera sido lo mejor para la colectividad, no deberíamos haber cambiado nada. Nunca deberíamos haber tenido agua potable o electricidad, nunca movilidad con máquinas autopropulsadas ni menos surcando los aires, nunca antibióticos, nunca radiofonía ni telefonía, menos todo lo que la cibernética nos trae, desde la Tv digital, la internet, el teléfono celular, la computación, etc., etc. ¿Cómo podemos pretender tener el mismo tipo de vida con tanto cambio? El desarrollo de la ciencia y la tecnología no cesa nunca. En este devenir del tiempo nuevo, tal vez no esté muy lejos lo que vendría a ser la eliminación total del mundo íntimo de las personas si se inventan dispositivos que permitan el seguimiento permanente de toda la gente de la tierra. ¿Eso conducirá a la eliminación del crimen en todas sus modalidades? ¿Qué nuevo tipo de legislaciones inundará el mundo? ¿Habrá forma de planificar delitos o será el fin de ellos? ¿Los que maquinan actos de sabotaje, traiciones y felonías en general  ya no tendrán cabida en ese mundo? Necesitamos respuestas coherentes , de profundo sentido humano con una visión totalmente diferente a la que rige nuestro actual statu quo.

Y para terminar con estas divagaciones , un tema verdaderamente incomprensible. Si una persona rica o pudiente se maneja en el día a día con gastos "menudos" del orden de 50 soles por aquí, un cafecito de 17 soles por allá, una propina de 10 soles más allá o un "gustito" de 300 soles con sus amigos , ¿cómo hace para bajar al llano y definir que el aumento que se le tiene que hacer al asalariado proletario estaría bien en alrededor de un SOL DIARIO o a la sumo DOS SOLES?  ¿Cómo se puede tener esa exquisita sensibilidad para bajar de la valoración en las ligas mayores a la de las ligas miserables?


Escrito por

Julio Andre Checa

Cambiar es lo que necesitamos con urgencia. Aceptemos el cambio apoyándolo y promoviéndolo. Poco o mucho, como corresponda, pero cambiemos


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Rigor y monerías

Análisis y comentarios con énfasis en temas políticos, culturales, deportivos y del día a día.